El camino que he elegido como escritora no ha sido fácil. En estos últimos años he pasado por distintos procesos de transformación y aceptación. Algunos dolorosos, otros felices.
El mas doloroso me derrumbó cayendo en picado. Nada calmaba ese fuego interno, estaba demasiado dolida y enfadada conmigo misma y el mundo para sacar la cabeza fuera de mi caparazón. Es así como me zambullí en la escritura a través del silencioso dolor que me rompía por dentro y, sin darme cuenta, fui sanando cada una de mis heridas, lamiéndolas con la suavidad de cada palabra escrita.
Un nuevo camino se dibujó enfrente de mí y pude desprenderme de mi saboteador interno que poco a poco se desvaneció.